Tratare de no opinar sobre el asesinato del sacerdote, (que en su tiempo trabajó con jóvenes y lo más curioso fue que lo asesinó uno de ellos).
Haré énfasis en la seguridad y en la creencia del pueblo.
La seguridad...
Roba y sonríe con todo el cinismo, nadie dice nada y todos creen en lo mismo. ¿Si hay tanta credibilidad en la seguridad de un pueblo que relativamente es pequeño, en qué momento aciertan en tal "abrigo"? Por llamarlo así.
Así como confían en esos policías que no sirven para nada, confíen en que si no tienen precaución al salir también les puede suceder lo mismo que al sacerdote.
Nadie está libre de nada, y mucho menos de los delincuentes y asesinos menores de edad, que la mayoría de veces son obligados por sus padres o mayores a cometer delitos. ¿Por qué? Por la plata baila el perro.